BLOG    |   Trabaja con nosotros    |   Contacto   |   Llámanos: 910 14 95 75



BLOG

WEB-p3-33.png

La adolescencia trae consigo una serie de experiencias vitales que, para bien y para mal, afectan al modo en el que los más jóvenes interpretan el mundo, se interpretan a sí mismos y desarrollan estilos de comportamiento y de gestión de sus emociones.

La adolescencia es una de las etapas del desarrollo humano más estudiadas en el ámbito de la Psicología debido a la gran cantidad de cambios físicos, cognitivos y emocionales que se producen en ella y a la importancia que esta tiene en la fase de la adultez. Se estima que uno de cada cinco niños presentará durante su infancia o adolescencia algún trastorno conductual. La prevalencia es mayor en chicos que en chicas en edades comprendidas entre los 13 y los 16 años.

5 problemas de conducta más frecuentes en adolescentes

1. Explosiones de ira

Las conductas agresivas son habituales en muchos adolescentes, y esto facilita que se produzcan muchas peleas y discusiones frecuentes entre personas de la misma edad o incluso con mayores. Es fruto de la falta de habilidades para gestionar sus emociones y para canalizar su enojo de una manera constructiva y orientada a la búsqueda de soluciones concretas.

La agresividad puede verse facilitada por una gran variedad de factores, desde los cambios fisiológicos y hormonales propios de la edad, hasta una frustración personal por el estrés vinculado a las tareas de la escuela, la insatisfacción con el propio cuerpo (que cambia rápidamente y a veces de manera “poco ordenada”) el sentimiento de incomprensión ante personas de otras generaciones, etc.

2. Evitación de responsabilidades

Otro de los problemas de conducta más habituales asociados a la etapa adolescente es la evitación de todo tipo de responsabilidades propias de su edad, ya sea por miedo a no saber llevarlas a cabo y a fracasar, o simplemente por una falta de interés o de preocupación.

Huir de cualquier actividad que ponga a prueba su rendimiento también puede ser un signo de que el adolescente se siente desorientado en un período a caballo entre la infancia y la etapa adulta. Por ello, es importante darles apoyo para que, a partir de nuestras instrucciones y ejemplos, vayan siendo capaces de aprender nuevas tareas del hogar o incluso del cuidado de sus hermanos.

3. Conductas demasiado erráticas

La conducta errática y poco coherente es una de las características clásicas de la adolescencia, y se explica porque la persona está intentando crear su propia personalidad y al mismo tiempo lidiar con la desorientación y la falta de referentes que muchos jóvenes experimentan. Por eso, no es raro que de una semana para otra pasen a comportarse como si fuese el personaje de una obra de ficción, lo cual encorseta su libertad y desorienta a sus familias.

Estos cambios de conducta y de rumbo constante en el día a día del adolescente suelen generar confusión o malestar en sus padres y a la larga puede acabar en discusiones o conflictos habituales entre padres e hijos.

4. Desafío a las figuras de autoridad

Además de desafiar a los padres, las personas adolescentes tienen cierta tendencia a desafiar cualquier otra figura de autoridad que se interponga en su camino, ya sean profesores, otros familiares e incluso a policías.

Este fenómeno posibilita en algunos adolescentes la aparición de conductas contrarias a las normativas básicas de convivencia y civismo, de absentismo escolar e incluso de actividades delictivas.

Este es uno de los problemas más complejos de abordar, y por eso, en líneas generales, se recomienda que las familias recurran a los psicólogos expertos en terapia infanto-juvenil para evitar que estas dinámicas lastren el desarrollo de sus hijos y les lleve al fracaso escolar.

5. Aislamiento social

Durante la adolescencia es habitual que existan algunos problemas de autoestima que afecten de manera significativa al estado de ánimo de la persona. Este fenómeno, asociado al miedo al rechazo o al fracaso que sienten la mayoría de adolescentes, puede facilitar que exista una tendencia a aislarse socialmente y encerrarse en sí mismos durante un largo período de tiempo.

Ante esto, desde las familias se puede, además de recurrir al psicólogo, hacer lo posible porque el chico o chica pueda conocer a otros jóvenes de su edad con aficiones similares; no hay motivo por el que deba restringir su vida social a la escuela.

 

El estilo parental basado en la confianza favorece que los niños participen en la configuración de expectativas y el establecimiento de reglas familiares. Con este estilo de crianza de los hijos, en oposición a la crianza autoritaria (en la que los progenitores toman decisiones con el mínimo aporte de sus hijos) o la paternidad permisiva (en la que los progenitores establecen pocos límites) es más probable promover comportamientos maduros.

El consumo de sustancias o drogas es un desencadenante frecuente de los problemas de comportamiento y supone trastornos que requieren un tratamiento específico. Los problemas de comportamiento también pueden ser síntomas de trastornos de aprendizaje, depresión u otros trastornos mentales. Estos trastornos suelen requerir terapia y los adolescentes con trastornos de salud mental pueden beneficiarse del tratamiento con medicamentos.


Web-VERANO-Y-SALUD-MENTAL.png

16 agosto, 2022 General0

El verano es una de las épocas más deseadas del año, llega el buen tiempo, podemos disfrutar de las ansiadas vacaciones…Es una época muy esperada por mucha gente que está deseando la llegada del verano para disfrutar y pasarlo bien. Pero atención, en los meses de verano no debemos bajar la guardia, también podemos encontrar problemas psicológicos relacionados con esta época tan característica.

Por ello, vamos a comentar cuáles son los trastornos más habituales en verano y cómo podemos cuidar nuestra salud mental durante esta época del año.

 

Trastornos más afectados por el verano

Los Trastornos Afectivos Estacionales

Los Trastornos afectivos estacionales, hacen referencia a una forma de depresión que, por norma general se presenta con los cambios de estación, comenzando y terminando aproximadamente siempre en las mismas fechas.

La sintomatología depresiva incluye tristeza y falta de motivación, perdida de interés en las actividades que generalmente causan bienestar, falta de energía, trastornos del sueño y del apetito, dificultad de concentración etc.

En términos generales, es común que este tipo de trastornos afectivos estacionales mejoren con la llegada del buen tiempo ya que, la exposición a la luz estimula la melatonina y la serotonina, que influyen directamente en el cerebro. Esto, unido a que por las características de la estación sea más frecuente la vida social activa, favorecen el buen pronóstico y la mejoría de los pacientes.

 

El Trastorno Bipolar y los cambios estacionales

Se calcula que alrededor del 25% de los pacientes con Trastorno bipolar presenta un curso estacional. El buen tiempo, en las enfermedades mentales como los cuadros maníacos, no tiene efectos positivos, ya que suele generar una sobreexcitación y con ella, el empeoramiento de estos pacientes.

Los episodios maniacos suelen surgir durante la primavera o el verano, mientras que los cuadros depresivos son más comunes en los meses de otoño e invierno. A finales de verano y principios de otoño suelen presentarse cuadros mixtos. Igualmente, los factores meteorológicos suelen tener repercusión sobre este trastorno.

 

Trastornos relacionados con la imagen Corporal

La obsesión por la imagen se ha convertido en un gran problema en la sociedad actual, fomentando la aparición de enfermedades relacionadas directamente con la autopercepción corporal y la imagen de la persona.

Patologías mentales, como la anorexia, la bulimia, la vigorexia, la dismorfia corporal se ven directamente afectadas por el cambio de estación y la llegada del verano. El aumento de las temperaturas trae consigo una mayor muestra de nuestros cuerpos, y este hecho, puede provocar en estos pacientes un agravamiento de sus síntomas.

Además, estos pacientes, puede sufrir otros trastornos mentales asociados tales como como ansiedad, depresión, fobias etc.

 

Consejos para cuidar la salud mental en verano

  • Utilizar este tiempo de vacaciones para bajar el ritmo, aprovechar estas vacaciones para reflexionar lo que ha pasado en estos últimos 7 meses, que cosas que sucedieron y como han afectado, cambiado o modificado nuestras vidas.

 

  • Comer bien, y crear una rutina saludable alrededor de la cocina. Cocinar en familia es una actividad maravillosa que permite mejorar nuestra relación con la comida y entre todos.

 

  • Hacer ejercicio físico, encuentra el deporte que te guste y motive y ponte unos objetivos razonables.

 

  • Desconectar de la tecnología. La cuarentena propició el uso continuado de las pantallas en toda la población. Perdiendo el poder de la palabra, la presencia y las relaciones interpersonales con contacto físico, siendo estos factores protectores de nuestra salud mental y física.

 

  • Aprender algo nuevo, algo creativo, artístico que te motive.

 

  • Toma el sol un rato al día, ya sea desde tu balcón o en la caminata diaria. La vitamina D es medicina.

 

El verano y los jóvenes ¿Cómo les afecta?

El verano, lejos de ser un periodo de relajación y descanso para los jóvenes españoles tras todo un año de estudio, en muchas ocasiones puede favorecer la aparición o desarrollo de problemas de salud mental asociados a esta época.

Los más comunes son el incremento de los trastornos de la conducta alimentaria, un aumento en el uso de pantallas, el incremento del consumo de sustancias como alcohol, tabaco y cannabis, o cuadros de ansiedad por expectativas incumplidas, según indica el Dr. José Ángel Alda, jefe de Sección de Psiquiatría infanto-juvenil del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.

Además, la cuarentena y la nueva normalidad a raíz de la pandemia del COVID-19 también han afectado a los jóvenes, generando una sensación de “pérdida de su adolescencia” y propiciando el pánico al contagio.

La situación cada vez preocupa más. Los pacientes adolescentes atendidos en urgencias por motivos de salud mental han casi duplicado los registros del primer trimestre del año con respecto a los de 2020. Además, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte entre los más jóvenes.


Diseno-sin-titulo-15.png

25 mayo, 2021 Patologías0

Las nuevas tecnologías forman parte de nuestra vida, de nuestro día a día. Ya sea por ocio o por trabajo, cada día utilizamos nuestro teléfono móvil, el portátil y/o la tablet. Esto a simple vista no parece un problema, pero puede convertirse en un trastorno de adicción y dependencia. Debemos prestar especial atención en la infancia y adolescencia. Por ello, hoy hablamos de la adicción al móvil y las claves para detectarlo en nuestro entorno.

Cada vez son más las personas que hacen uso de dispositivos electrónicos y permanecen conectadas muchas horas al día.  El tiempo medio que invertimos en las nuevas tecnologías es de más de cinco horas diariassiendo el uso del teléfono móvil una de las adicciones más frecuentes. Con la pandemia provocada por el coronavirus y el tiempo de confinamiento, se han acentuado estas adicciones y los más pequeños han pasado más horas de lo común conectados. Por ello, debemos controlar el consumo de los dispositivos digitales más que nunca y promover una conexión sana y responsable.

Mi hijo es adicto al móvil: las claves para detectarlo

Puede que hayas detectado que tu hijo o hija pasa muchas horas pendiente del móvil, jugando, viendo vídeos en Youtube, chateando con sus amigos…La edad a la que los niños acceden a las nuevas tecnologías cada vez es más baja y una mala gestión de estos dispositivos puede desencadenar en adicciones y otro tipo de trastornos.

Los síntomas que pueden indicar indican que nuestro hijo tiene una adicción móvil son:

  • El niño pasa cada vez más tiempo conectado al móvil.
  • Aparecen sentimientos de irritabilidad, ansiedad y agresividad cuando no está en contacto con su teléfono, que desaparecen cuando vuelve a tener acceso.
  • Cambios de humor.
  • Alteraciones en el sueño y la alimentación.
  • El niño deja de realizar otras actividades por estar con el móvil (salir a la calle, hacer los deberes, ver la televisión, dormir…).

Es complicado establecer un punto a partir del cual podría hablarse de adicción, pero algunos especialistas afirman que, en niños menores de 12 años, estar más de tres horas conectados podría considerarse un comportamiento adictivo. Para prevenir estas conductas adictivas es recomendable que los niños entre 6 y 9 años no pasen más de 30 minutos al día con los dispositivos electrónicos; entre 8 y 14 años, la recomendación es de una hora y a partir de los 14 años puede extenderse a las dos horas.

Enseñar a utilizar el móvil a los niños

En el ámbito de las adicciones, la educación es la mejor manera de evitar que nuestros hijos desarrollen un problema con sus móviles o tablets. Dentro de su educación, debemos enseñarles a consumir de forma responsable estos dispositivos electrónicos, intentando que estén conectados el menor tiempo posible y que consuman contenidos, vídeos o lecturas que puedan ayudarles en su aprendizaje, aunque sin omitir la parte más lúdica y de entretenimiento.

Sobre todo, debemos intentar retrasar el uso del móvil en nuestros hijos. Debemos dar tiempo al celebro de los niños a que madure y desarrolle su capacidad de autocontrol antes de darles acceso al teléfono. Y esto es especialmente importante ya que casi la mitad de los niños españoles de entre 11 y 14 años ya tiene smartphone según el Instituto Nacional de Estadística.

 

Según el Terapeuta Ocupacional y colaborador de Proyecto 3 Psicólogos, Nelsón Ochoa, es importante tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Evitar en la medida de lo posible el uso de pantallas digitales  a niños entre 1 – 4 años de edad.
  • Sustituir el uso pantallas por lo menos una hora antes de dormir por actividades más calmadas o relajantes como: una ducha caliente, leer algún cuento, música instrumental, yoga para niños.
  • Dar prioridad a contenidos educativos y adaptarlos según las edades.
  • Facilitar estrategias educativas de autorregulación, antes de facilitar dispositivos electrónicos como mecanismo de autocontrol.
  • Tener un plan u horarios estructurados para el uso de pantallas en el hogar.
  • Recordar como adultos responsables que demasiado tiempo en las pantallas deriva en oportunidades perdidas de experiencias de juego, las cuales repercuten directamente en el aprendizaje.
  • Sustituir el tiempo de pantallas por actividades lúdicas, juegos al aire libre, actividades recreativas y lectura.
  • Apagar los dispositivos en casa durante los momentos familiares, de esta manera aprenderán a valorar en calidad y calidez el tiempo con sus padres (esto incluye a los mayores).

 

En Proyecto3 Psicólogos queremos ayudarte a ti y a tus hijos a detectar posibles patologías y trabajar por superar cualquier problema. Somos un equipo interdisciplinar que atiende todas las necesidades educativas, psicológicas y funcionales del desarrollo infantil, juvenil o adulto.

Si quieres más información, contacta con nosotros en el teléfono+34 655 80 67 61 o a través del mail  secretaria@proyecto3psicologos.com


Más Información y Cita
whatsapp Whatsapp
¡Llámanos!