¿Qué es el autocontrol emocional?
El autocontrol emocional es aquella capacidad para conseguir gestionar las emociones ante determinados eventos que nos afectan (especialmente, de forma negativa). A través de esta gestión, se consigue controlar también la activación fisiológica del organismo.
Un niño que tiene un buen autocontrol es aquel que puede regular su primer impulso, reflexionar y adaptar su comportamiento a las circunstancias. Obviamente, no se trata de una habilidad fácil de desarrollar. Dicha capacidad se va adquiriendo con los años. Cuando son pequeños, los niños pueden mostrar dificultades para gestionar sus emociones, debido a su inmadurez, falta de experiencia, desarrollo insuficiente del lenguaje… Enfadarse, probar cosas nuevas, preguntar, dudar… todo esto forma parte de su aprendizaje, y constituye una fase normal y necesaria para su desarrollo psicoafectivo.
No obstante, existen diferentes técnicas de autocontrol que son muy eficaces y que pueden ser de gran ayuda para que el niño aprenda a regular su comportamiento. Dichas técnicas están enfocadas a enseñar a los más pequeños a comprender y gestionar sus emociones, con la finalidad de emitir una conducta más adaptativa al respecto.
5 Técnicas de autocontrol para niños
1) Tiempo fuera positivo
Consiste en crear un lugar especial dentro de la casa o el aula, al que el niño/a pueda recurrir para calmarse y volver a su centro (estado emocional equilibrado) cuando se sienta alterado o fuera de control. Este lugar debe ser escogido y decorado en conjunto con el niño/a y debe contener elementos que lo inviten a relajarse y a sentir paz, como por ejemplo: libros, música, juguetes, hojas y colores para dibujar, una pizarra, peluches, plastilina, etc.
2) El semáforo
Es una técnica efectiva para autorregular en los niños comportamientos impulsivos, arranques de ira o agresión y consiste en entrenar al pequeño para que cuando sienta que está por caer en estos comportamientos «actúe» como lo hace un semáforo. ROJO para DETENERSE; es decir, quedarse quieto tal cual lo hacen los coches en la ciudad. AMARILLO para PENSAR lo que está sucediendo y detectar posibles SOLUCIONES y VERDE para ACTUAR llevando a la práctica alguna de esas opciones.
3) Tocar agua o arena
Esta herramienta holística logra que los niños más sensoriales se calmen al estar en contacto con elementos de la naturaleza. Si tu hijo tiene esta sensibilidad, cada vez que se enfade, puedes ofrecerle una pequeña cubeta con agua para que meta sus manitas. También puedes tener una caja o cubeta con arena para que el niño esté en contacto con ella. A muchos les encanta tocar y jugar con la arena porque los distrae y entretiene.
4) Soplar burbujas
Está técnica es para lograr la calma a través del control de la respiración. Consiste en imaginar que se hacen burbujas, para lo cual es necesario controlar la respiración soplando suavemente para que las burbujas se formen. El adulto puede acompañar al niño respirando calmadamente con él para demostrarle cómo se hace. Otra variante es soplar burbujas en un vaso con agua con la ayuda de una pajita.
5) Meditación del globo
Aquí enseñas al niño a sentir su abdomen como un gran globo que se infla y desinfla al respirar. En cada inhalación su tripa se inflará y en cada exhalación se desinflará. Esta consciencia corporal unida a la respiración le proporcionará calma mental.
¿Qué te han parecido? Estas son algunas técnicas rápidas para lograr que el niño desarrolle cierto grado de autocontrol, pero no son suficientes. También es importante que los adultos a su alrededor den el ejemplo, y que el niño comprenda la importancia de regular su comportamiento.
En Proyecto 3 Psicólogos somos un equipo interdisciplinar que atiende todas las necesidades educativas, psicológicas y funcionales del desarrollo infantil, juvenil o adulto.