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El número de niños diagnosticados con hiperactividad ha aumentado en los últimos años. La prevalencia del TDAH en la edad escolar es de un 5%, pero en España, en los últimos 25 años se ha pasado de un infradiagnóstico a un sobrediagnóstico. Sin embargo, no siempre existe un TDAH, a veces se trata tan solo de un niño nervioso.

¿Todos los niños nerviosos son hiperactivos? En realidad, el TDAH implica mucho más que ser solamente una persona nerviosa. Es un trastorno de origen neurológico que se manifiesta en forma de severos problemas de atención, del sueño y problemas escolares.

La confusión en la vida diaria entre nerviosismo y TDAH viene dada por la similitud de ciertas conductas que pueden presentar algunos ni­­ños durante la infancia, entre las que cabe des­­tacar el exceso de movimiento, la irritabilidad, la desatención, los trastornos del sueño y el llanto frecuente.

Niño nervioso pero no niño hiperactivo

El niño hiperactivo es hiperactivo siempre, el niño nervioso no. Depende mucho del carácter del niño, el temperamento y el entorno. Para que sea hiperactivo han de darse una serie de condiciones, y ser estables en el tiempo. Además, es importante prestar atención a estas circunstancias:

– Muchas veces los niños muy inquietos mejoran con poner pautas claras de conducta.

– Hay que tener en cuenta también, que el nivel de inquietud de los niños depende mucho de nuestro umbral de tolerancia a la actividad de los niños.

– Hay que valorar la edad que tiene, ya que no es lo mismo un niño de 3 años que de 7 años.

– No hemos de confundir vitalidad con hiperactividad.

– El diagnóstico lo hace un profesional.

Cómo se diagnostica la hiperactividad

El TDAH suele diagnosticarse en los primeros años de la enseñanza primaria, y es fundamental que sean los profesio­nales sanitarios los que realicen un diagnóstico precoz y definitivo. Durante el proceso, serán necesarias entrevistas con los pa­dres y con el niño y análisis de la in­­formación de los profesores, así como exá­menes físicos y pruebas complemen­­ta­rias para descartar otros problemas.

Síntomas más comunes

Entre los criterios diagnósticos, se pueden contemplar algunas conductas rela­­ciona­das directamente con las dificultades aten­cionales: la falta de atención suficiente a los detalles, las dificultades para mante­ner la atención en tareas o actividades lúdicas, la falta de concen­tración en ta­reas escolares, el rechazo de tareas que exi­jan esfuerzo cognitivo y el extravío frecuente de objetos.

Tratamiento en Proyecto3 Psicólogos

Nuestro modelo tiene un claro enfoque interdisciplinar lo que nos diferencia de otros tratamientos. Tenemos una visión global de la persona y atendemos su necesidad desde todas las perspectivas: psicológica, cuando existen necesidades emocionales, conductuales o personales; neuropsicológica cuando existen problemas cognitivos, atencionales; logopédica cuando detectamos problemas concretos de aprendizaje de la lectoescritura o la expresión y desde terapia ocupacional cuando la dificultad afecta a habilidades motoras y actividades de la vida diaria.

En nuestros tratamientos, hemos generado un protocolo integrador donde trabajamos con la persona y sus contextos principales. La familia y el colegio o su entorno laboral forman parte del tratamiento y planteamos objetivos con cada uno de ellos.

 


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