Podemos decir que el síndrome de Peter Pan se relaciona con todas aquellas personas que son inmaduras a nivel emocional. Esto hace que busquen satisfacer sus necesidades personas por encima de las de otras personas adquiriendo un estilo comunicacional agresivo en la mayoría de los casos.
Suele afectar a los adultos porque los jóvenes o los adolescentes tienen la licencia de ser inmaduros emocionalmente. Sin embargo, si tu edad biológica ha alcanzado la adultez, pero tus actos reflejan lo contrario, estamos ante un problema.
¿Cuál es el origen del Síndrome de Peter Pan?
En los años 80, el Dr. Dan Kiley, psicólogo norteamericano, observó que algunos de sus pacientes se negaban a aceptar las responsabilidades implícitas a su edad adulta, al igual que ocurría con los personajes de James Matthew Barrie: Peter Pan y Wendy.
El Dr. Kiley agrupó una serie de comportamientos comunes en sus pacientes que denominó con el término Síndrome de Peter Pan. Sus hallazgos los publicó en 1983 en el libro titulado «The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up» («El síndrome de Peter Pan: los hombres que nunca crecen»).
Según Kiley, el síndrome de Peter Pan se puede definir como el conjunto de características que sufre una persona que no sabe o no quiere aceptar las obligaciones propias de la edad adulta, no pudiendo desarrollar los roles (adulto, padre, pareja…) que se esperan según su ciclo vital o desarrollo personal.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de Peter Pan?
A continuación, mencionaremos los más importantes:
- Miedo a la soledad. Son personas que no quieren quedarse solas, aunque, como veremos en el siguiente apartado, puede ser una de las consecuencias.
- Miedo al compromiso. Evitan comprometerse con otras personas.
- Baja autoestima. En muchas ocasiones no se conocen a sí mismos y esto hace que puedan tener baja autoestima.
- Eterna adolescencia. Evitan todo tipo de responsabilidades que tengan que ver con la vida adulta.
- Poca tolerancia a la frustración. Si algo no sale como ellos esperan se enfadan, hasta tal punto de tener que dejar de lado la tarea en la que estaban.
- Impulsividad. Como los niños pequeños o los adolescentes, son personas impulsivas que no piensan en las posibles consecuencias de sus actos.
- Inestabilidad emocional. A nivel emocional no saben cómo se sienten o qué hacer para sentirse mejor. Esto hace que tengan muchas fluctuaciones del estado del ánimo.
- Mentiras constantes. Para conseguir hacer lo que quieren suelen mentir a personas cercanas.
Además, también se puede presentar la no aceptación de los errores propios, egocentrismo, poca voluntad y autocontrol, poca empatía, enfados injustificados, etc.
El síndrome de Peter Pan comporta importantes problemas emocionales y conductuales. A nivel emocional son frecuentes problemas de ansiedad elevada y de tristeza, pudiendo llegar a desembocar en una depresión, por eso es importante tratarlo. Por otro lado, la persona se siente poco realizada con su vida ya que el no asume responsabilidades, lo que le veta el placer de disfrutar de los retos, y que sin ninguna duda repercute en sus niveles de autoestima.
El tratamiento del Síndrome de Peter Pan se centra en tres grandes fases:
- Asumir que no podemos vivir sin asumir responsabilidades, debe aceptar que es un problema que le causa malestar a él y a su entorno.
- Aprender a adquirir responsabilidades cotidianas y a vivir como un adulto. A través del aprendizaje de estrategias para el proceso de toma de decisiones y resolución de problemas.
- Enseñar el manejo sus pensamientos, haciéndole cambiar su forma de interpretar la realidad, evitando las recreaciones en sus emociones en lugar de resolver las cuestiones que le causan malestar.